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3 mar 2012

IRUYA...BELLO, ESCONDIDO Y FRESCO!

Iruya, Iruya, Iruya….todo el mundo dice que debemos ir a Iruya…y, dado que gente que consideramos con el mismo criterio que nosotras también nos lo repite, ahí vamos…desde Humauaca directas en un bus ya más Boliviano que Argentino.

Hay varios buses al día (28$AR/pax) y el trayecto es de unas 3 horas pasando por Tilcara, siendo este también un pueblecito pero con variedad de opiniones desde lindo a totalmente turístico. Nosotras, mochilas al techo y directas al valle. El camino podía ir bien, mal, regular o no llegar…asi que antes de lanzaros a planificar Iruya es necesario informarse sobre el estado de las carreteras ya que puedes correr el riesgo de entrar pero si llueve mucho no poder salir en 3-5 o 10 días. En ese momento estábamos en una ventana de luz…aprovechémosla!!!
 
El camino requiere de pocas palabras...plena cordillera, montañas de terciopelo, valles preciosos…

Llegamos a media tarde encontrándonos un pueblecito escondido en la montaña. Cuando bajas del bus ya tienes a varias personas ofreciendo alojamiento, así que no esperes mucho lujo pero si un lugar calentito y con mantas por alrededor de 25$ARG/pax.
Dejamos las cosas, paseo por las 3 calles, visita a la iglesia y descanso en la plaza antes de reponer fuerzas en uno de los comedores. Esa noche probaríamos el Locro y pastel de choclo. Las sopitas empezaban a aparecer a diario…riquísimas.


Pedimos información sobre el camino hacia San Isidro y se puede ir perfectamente sin guía. Lo bonito es hacer mochilita de una noche y quedarse a dormir así  que por la mañana estábamos listos para el paseo de 3 horas, eso si, el sol venía con nosotros también.
El paseo es lindo y, aunque Alba pensara que cruzaríamos el río 20 veces, se puede ir por la ladera de la montaña y no mojarse un dedo. Es altamente recomendable y perfecto para disfrutar de las vistas.
Por el camino te vas encontrando un montón de mulas y a sus restos que nos ayudarían a no perder el camino. Todos los transportes se realizan con ellas que, como nuevo aprendizaje, pueden cargar 150kg a diferencia de un caballo que solo carga 80.
San Isidro estaba ahí mismo. Un pueblo de 350 habitantes y 80 unidades familiares.  Solo se accede andando y con mulas y, una vez al año, cuando no es época de lluvias y el río está seco, llega un camión de “los reyes magos” con los pedidos de puertas, hierros, placas solares,…cualquier cosa que una mula no puede cargar.

Al llegar al pueblo nos recibieron con algo no esperado pero muy común ahí. Como imagináis, no es fácil ir a la carnicería así que nos encontramos con el sacrificio de una vaca de la que lo aprovechan todo y no dejan ni rastro. La traen desde San Juan, un pueblo todavía más remoto y dónde no hay tiendas pero si ganado, y la descuartijan. Las familias vienen y compran, así funciona el trueque. Pudimos ver una parte pero nuestros ojos y estómagos se plantaron y no querían ver mucho más…así que, al contrario de lo que dice el dicho, os mostramos el pecador pero no el pecado.

Buscamos lugar, comimos nuestro bocata de mortadela y jugamos un poco con Erica, la niña de la casa. Hay que decir que a 2500 jugar con los niños es todo un esfuerzo físico!! Tuvimos que hacer turnos para no quedarnos en el intento:

Al día siguiente queríamos llegar a San Juan pero para esto si que necesitas un guía ya que el camino es malo, confuso y si ha llovido puede haber derrumbes. Encontramos a Pablo, el cocinero que nos hizo la cena y que nos llevaría de San Isidro a San Juan y de ahí a Iruya de vuelta por otro camino. ¿Qué pasó? Que por la noche cayó el diluvio universal y por la mañana decidimos no arriesgarnos, volver a Iruya por donde habíamos venido y tomar el bus hasta Humauaca de nuevo para no jugar con fuego y quedarnos 10 días atrapados. Pablo, de todas formas, nos acompañó por 20$AR/pax.

El camino no fue menos bello por estar nublado y, eso sí, esta vez pasamos por una zona que se había derrumbado hacía 3 días al igual que el río había ya crecido. Pablo, además de guiarnos nos contó muchas cosas que siempre se agradecen de la gente local.



Como no, después de la influencia de Paula en Purmamarca, no podíamos dejar de encontrarnos piedrecitas en forma corazón…”Love is in the air”.

Y algo que tampoco podíamos dejar de comentar son la cantidad de variedades de flores que te vas encontrando por el camino…preciosas para acompañar la linda canción de “Me gusta Jujuy…ayy Jujuy…cuando llueeeevvveee”.


De ahí, parada de nuevo en la plaza de Iruya, recomposición de todas las mochilas, mortadela de nuevo y para casa.

En el bus, para rematar, compramos un alfajor que vendía un nene por 1$AR. Ahí fue cuando descubrimos la verdad del alfajor del norte!!! Apariencia exterior de mucho pero que mucho dulce de leche…pero una capa finísima dentro…¿pero esto qué es?
No importa, las tres nenas felices y contentas…había valido la pena el desvío hasta Iruya!

1 comentarios:

Anónimo dijo...

hermosasssssssssssss!!! que lindo que hayan llegado hasta ahi!
las quiero, Pauli-piedritas corazón :D